Así usted Pastor John Milton no lo crea, lo sucedido con Paloma Valencia y su hija, frente a las cámaras, es la mejor radiografía de que los hijos no pueden estar “solo” en manos de sus padres. No y no. Para muchos padres y madres “hijos” de la filosofía de que “la letra con sangre entra”, un golpe, una palmada, un chancletazo, forma parte de lo normal. Y mas si es de los que se ufana expresando “a mi me pegaron y no tengo traumas”. Precisamente un estudio de la U. de Harvard prueba cómo aquellos niños educados con gritos o “palmaditas” además de presentar problemas en el aprendizaje, emocionalmente se convierten en seres inseguros, con mala autoestima y muy propensos a vivir como víctimas o a estar siempre a la defensiva. ¿Será absurdo concluir que parte de la violencia visceral colombiana pueda tener como explicación que desde casa consideramos que el maltrato es natural? Y ustedes en el CD queriendo armar a los ciudadanos… ¿Qué le dijo Paloma a su hija después del “descache”? ¿La abrazó, la premio, la cachetió, la va a esconder? Pero que le ha pegado, le ha pegado…
Un gran número de padres y madres de familia no están preparados para ser papas. Para ese “oficio” no se necesitan estudios ni hay que pasar examen. Aun mas, se cree que no es necesario. Quieren educar a sus hijos como los educaron a ellos, desconociendo que el mundo en que ellos fueron educados ya no existe. Entonces, ¿por qué desubicar a sus hijos y criarlos para un mundo que ya desapareció? O por el contrario quieren reparar en sus hijos sus faltantes personales, prolongando en ellos sus propias vidas. Y qué pena, ¡así no es! Como quien dice, aunque no guste, no siempre son los padres los mejores educadores de sus retoños. Si el estado no vigila y da pautas, el abuso, maltrato, violaciones, abusos sexuales se seguirán multiplicando exponencialmente.
La norma que prohíbe el castigo físico es absolutamente sanadora. Debe acompañarse de campañas pedagógicas para todo aquel que cree que sin golpes no es posible educar bien a sus hijos. El que añore tener control absoluto sobre sus retoños y proteste porque el Estado vigile, es posible que considere que lo dejan sin “herramientas” educativas verdaderamente “efectivas”, las coercitivas, las abusivas. Si usted es de los que añora los golpes y el maltrato, necesita un mínimo de información sobre cómo la violencia en ningún escenario es elemento de formación. El que no le “vea” trauma a sus hijos, no significa que no los puedan tener. En el inconsciente no hay tiempo ni espacio y los recuerdos infantiles pueden estar tamizados de miedo y dolor.
Lo que le sucedió a Paloma es muy diciente. Una cosa es la teoría “bonita” que ni ella misma practica y otra es la realidad. Así son nuestros políticos… Si dependiera de los padres, el mundo se congelaría en casa. Habrían temas innombrables, asuntos que nunca se discutirían, inequidades perpetuadas por generaciones. Aun, Pastor John Milton, hasta en temas religiosos, no puede haber coerción de los padres. El autoritarismo de papá y mamá puede ser castrador de manera que por creer que es “lo mejor” para mi hijo, estoy yendo en contravía de su desarrollo personal. Asusta la evolución de un mundo que despierta y anhela cambiar inequidades, atropellos, abusos del poder, en cualquier escenario…
Gloria H. @GloriaHRevolturas